
Coraline
Coraline del británico Neil Gaiman, es una obra que mezcla los géneros fantástico y de terror con toques góticos que fue publicada en 2002. Ha sido comparada incluso con Alicia en el País de las Maravillas y fue adaptada al cine en 2009 en una película del mismo título dirigida por Henry Selick quien incursiono por primera vez en la narrativa juvenil. Sin embargo, más allá de etiquetas y clasificaciones vacuas, es una de esas historias que conectan con sensibilidades, no con edades. Podríamos decir que es una mezcla entre lo mejor de Poe y la versión siniestra de Alicia de L. Carroll de la que surge una historia de una niña que, tras una puerta sellada, descubre una réplica exacta de su vida, excepto por matices escalofriantes que tratarán de acabar con ella y con los suyos. Definitivamente hará las delicias de un lector cómodo y familiarizado en fantasías oscuras y reversas tenebrosas, no sangrientas.
Al comienzo de la historia en la narrativa del libro Coraline y sus padres se mudan a una vieja casa de más de cien años de antigüedad que había sido dividida en apartamentos. Los padres de Coraline están muy ocupados con su trabajo y le prestan poca atención. Sintiéndose sola, la niña se marcha a explorar. Conoce a los otros de la casa: las señoras Spink y Forcible, dos ancianas actrices retiradas y el señor Bobo, un excéntrico anciano que adiestra ratones para que salten y toquen música. Conoce también a un altivo gato que vaga por allí. Coraline encuentra una puerta cerrada en el salón de su casa, pero, al abrirla, descubre que la entrada que hay detrás está enladrillada, le pregunta a su madre qué hay del otro lado y ella responde que solo el departamento vacío en el que nadie vive.
En su versión de la pantalla grande todo empieza con una muñeca que flotando abre una puerta. La muñeca se acuesta en una mesa y luego dos manos (con dedos de agujas de coser metálicas) la descosen y le quitan el relleno. Estas manos la rellenan otra vez y la visten, le ponen ojos de botón, una nariz y una boca. La muñeca se parece mucho a Coraline, hasta lleva su misma ropa, pero a través de sus ojos de botón, la despiadada bruja conoce los secretos y las preocupaciones de la pequeña. Coraline Jones es una niña que acaba de mudarse junto a sus padres a una vieja casa que fue dividida en departamentos, esta casa se encontraba en "Pink Palace Apartments". Dado que sus padres están muy ocupados con su trabajo, Coraline empieza a explorar la casa y alrededores, conociendo a varios y excéntricos vecinos como el señor Bobinsky, un excéntrico acróbata ruso y entrenador de "Mushkas" (ratas), las señoritas Spink y Forcible y Wybie; este último no aparece en el libro.
Solamente es mencionado como el niño que vivió en la casa antes que Coraline. Y como adaptación que es Coraline y la puerta secreta posee bastantes diferencias con respecto a su original versión en papel, diferencias que claro solo quedan en evidencia para quienes han leído esta increíble obra; en el libro por ejemplo, Gaiman no decía que el Sr. Bobynski fuera tan escurridizo. Tampoco lo llamó Sr. Bobynski, sino Sr. Bobo, la pintura del salón es de un cuenco con frutas y en el "otro mundo" son frutas podridas. En la película la pintura es de un niño al que se le ha caído su mantecado y en el "Otro mundo" el niño esta sonriente comiendo su caramelo. En el libro la Señorita Spink, le dice a Coraline que el pozo es tan profundo que en el fondo, si miraras hacia el cielo, aun en pleno día podrías ver las estrellas. En la película Wybie, es quien le dice esto a Coraline.
También en el libro la otra madre abre el espejo para encerrar a Coraline con una llave de plata, en la película solo lo traspasa. En el libro, cuando Coraline termina de cenar, su madre la invita a jugar con las ratas en su habitación y ella acepta. En la película esta le propone jugar a las escondidas en la lluvia pero Coraline prefiere dormir y así muchas otras que aun sin alterar la realidad de la película para quienes no conocen el libro pasarían perfectamente como parte fidedigna y original de esta adaptación pero que llevados al caso de quienes tiene como uno de sus favoritos esta novela de toques góticos produce algo de incomodidad. Con el malvado personaje disfrazado de la “otra mamá” que comprende a la niña y con el “otro papá” haciendo de padre divertidísimo, no es de extrañar que Coraline sienta atracción por el mundo paralelo, aunque en su interior desea seguir en su propia casa. En este punto la actuación del gato negro es crucial y las intervenciones decididas de Wybie también. Esta niña tan excepcional es valiente, decidida y juega con mucha inteligencia las reglas impuestas por la bruja.
A esta película la acompaña una música preciosa llena de vida y acción. Parte del argumento se recrea en la vivencia de su mundo particular por parte de la protagonista (Coraline) y como sus deseos son interceptados por un personaje siniestro disfrazado de una dulce madre. Pero que en ambas versiones no deja de producir la misma sensación de estar ante una película que sin duda alguna hay que ver porque hay que ser Neil Gaiman, guionista de The Sandman y autor de las maravillosas American Gods,Neverwhere y Stardust, para dar a luz una fábula gótica como Coraline, que te corta la respiración hasta la última palabra, sin olvidar que a pesar de ser una película animada esta no es para niños.



