
Crítica a Lamb (2015)
24 de Junio, 2016. Bruno Ego-Aguirre

“Creo que el mundo entero esta ahí afuera con el ojo puesto en algo realmente maravilloso… y no sé lo que es. No puedo ser parte de eso ”- David Lamb.
Se dice que cada persona tiene una función especial y que aporta de alguna u otra forma a nuestra sociedad, pero nos cuesta ponernos en el lugar de las personas que son diferentes, que no están bien consigo mismos y que se sienten solos a pesar de estar rodeados de gente que valora lo que hacen. Esto es un problema que siempre ha estado presente y que es difícil de desarrollar a fondo para lograr entender por lo que está pasando esa persona considerada distinta. En el caso de “Lamb”(2015), se nos presenta a David, un adulto confundido, cansado de la vida y de la cotidianeidad de las cosas. Con la reciente muerte de su padre, David se siente completamente solo y un día conoce a Tommie, una niña de once años que de alguna forma le ayuda, le enseña a vivir de nuevo, a ver el lado bueno y la belleza del mundo. Juntos se embarcan en un viaje que de apoco va evolucionado hasta convertirse en una relación complicada.
Es una película independiente e íntima, con un carácter dramático presente durante todo el film y que desde el principio abarca ambos puntos de vista de sus protagonistas. Por una parte está David, hombre de cuarenta y siete años, bastante extraño, impredecible y por otra parte está Tommie, que a su corta edad demuestra una madurez y preocupación por los demás superior a la de cualquier otra niña de su edad.
Lo interesante de esta propuesta cinematográfica es cómo se logra mostrar la evolución de la relación entre ambos personajes, muy diferentes en muchos aspectos. Es un acierto que logra dar una perspectiva diferente a lo que estamos acostumbrados a ver, como relaciones de edades similares. De manera muy sutil nos muestra un tema muy controversial que generan impacto en el espectador y que nos invitan a cuestionarnos sobre el amor y las relaciones.
Lamb es el proyecto del actor Ross Patridge que aparte de ser el protagonista del film, también lo dirigió y escribió, siendo éste su primer largometraje luego de haber dirigido varios capítulos de la serie Wedlock. Su dirección es muy cuidadosa en los detalles al presentar el ambiente en que se desarrolla la película y es delicada al mostrar cómo se desenvuelven los personajes. También opta por contar la historia de una manera realista y por momentos hasta cruda, para que el espectador pueda sentirse más cercano a los personajes. Es en este punto donde el tono de la película llega a ser incómodo por su franqueza, un tono que no se detiene nunca hasta terminar la película. Esa sensación de incomodidad se debe al personaje principal, David Lamb al que nunca llegamos a entender completamente: Sus razones, propósitos y el porqué de su comportamiento con Tommie, que se desarrolla entre lo paternal y lo pasional.
Aun así, de alguna manera conectamos con David en los momentos más intímos. La interpretación de Patridge es convincente pues crea un personaje que sin tener demasiado dialogo expresa mucho, con detalles como la mirada y expresiones corporales. Oona Laurence interpreta a Tommie, un personaje muy interesante porque siendo tan pequeña logra mostrar madurez ante distintas situaciones, como su afectada relación con sus padres. El trabajo de la actriz me impresionó porque tiene gran química con Patridge y es muy notoria la evolución del personaje a lo largo de la película.
Un aspecto de la obra que da mucho para comentar es el guión. Patridge se luce en contar una historia que por momentos es tensa y por otros es muy calmada, generando un ritmo muy especial e impredecible. A pesar de que es una historia simple y que a primera vista puede verse como un secuestro o un enfermo mental tratando de abusar de una niña, el guión presenta los hechos con un punto de vista diferente, fresco y sumamente original en el que la relación de ambos varía desde una atracción mutua hasta casi amor de padre e hija. A pesar de que el personaje de Tommie no exprese al principio una intención más alla de la amistad, nos damos cuenta de que quiere llamar la atención de David. Así, cuando en el camino se generan roces notamos finalmente que ella siente algo especial por él.
Por otra parte, David sabe que no tiene vuelta atrás, se siente perdido y está buscando la manera de volver a sentirse bien, vivo y por eso al acompañarlo, ella le esta enseñando lo que es vivir de nuevo.
Es un tema complejo y por ello se agradece que el director haya profundizado en los sentimientos de ambos personajes y cómo éstos cambian hacia el final.
Lo más importante de la conexión entre los personajes es la soledad que vive cada uno. La película nos muestra que a pesar de la diferencia de edad, la soledad puede unir a dos personas muy distintas. Esto también ocurre en la película Lost in Translation de Sofia Coppola, en donde los protagonistas establecen un fuerte lazo gracias a la soledad que sienten, aunque viven situaciones distintas a esta película, pero la esencia de relación incomprendida está presente en todo momento, al igual que David y Tommie en Lamb.
No cabe duda de que el film no es para cualquiera de gusto masivo y va a generar mucha controversia, pero creo que ése es precisamente el acierto, el que que cada uno saque su propia conclusión de acuerdo a su particular moral.
Lamb es una película necesaria y rica en contenido ya que expresa mucho con un diálogo preciso, no recargado y a la vez, muestra un lado diferente de una realidad que no se ve todos los días.




Lamb Tráiler Oficial